domingo, 31 de octubre de 2010

El tiempo pasa... pero que cojones!!!!

Hace unos días frente a un semáforo, me quedé extasiada mirando la forma de las nubes, las palomas posadas en los cables eléctricos, y como un flashazo recordé que Marlon Brando escribió en su autobiografía que entre las mejores cosas de envejecer es que uno comienza a percatarse, y disfrutar, los pequeños detalles de la vida como el paso de una hormiga, una puesta de sol... Cuando cambió la luz, metí la pata en el acelerador y salí chillando gomas como una demente, porque la idea de envejecer comenzó a tomar fuerza en mi cabeza y recordé mis miedos sudorosos de niña cuando pensaba en la muerte, y apretaba fuerte los ojos para espantar la sensación fúnebre que me helaba la piel al imaginarme como sería morirse.
Llevaba muchos años sin pensar en la muerte y de súbito, la muy hijae'sumadre empezó a aparecerse desde unos meses para acá, justo desde que comencé a escudriñar cada foto que me hago buscando signos de envejecimiento, porque coño, yo no siento que estoy envejeciendo aunque todos a mi lado me recuerden que cumplí 40, y miro cada foto minuciosamente como quién busca pistas en la escena del crimen. De tanto mirarlas, ya casi estaba convencida que todo era una farsa, que la vejez de mierda no había llegado, y otra vez pude extasiarme mirando las matas de mi balcón, sin sentirme culpable como una abuelita que le quedan instantes de vida. Hasta comencé a coleccionar halagos: "mija pero si tú no pareces tener 40", "para tu edad tú te ves muy bien", y cosas por el estilo, sin ofenderme cuando recalcaban "para tu edad".
Repito, todo iba volviendo a la normalidad hasta que empezaron a aparecer viejos amigos. Empezaron a aparecer por todos lados, en vivo y a todo color, por Facebook, por email y algunos, -aclaro que no son todos, así que no quiero ofendidos- se ven viejos, demasiado viejos y otra vez tuve el flashazo, aquella tontería de "el efecto espejo" y me vi reflejada en ellos. Inmediatamente me puse monotemática y repetitiva: "¿Yo me veo así? ¿Yo me veo así?". Y se lo preguntaba incesantemente a los socios a mi alrededor logrando que algunos me mandaran bien lejos. Y la bobería del espejo empezó a taladrarme la cabeza, y otra vez la visión fúnebre atacó mis momentos de ocio.
Para colmo se apareció Carola con un drama en tres actos sobre la vejez diciéndome: "mami yo no quiero que te pongas viejita como mi abuela, ponte a hacer ejercicios". Y por mucho que le expliqué que los ejercicios no resuelven eso, que la cosa era de mucho dinero y cirugía, la Carola seguía con su drama. Llegué a la conclusión que era una conspiración en mi contra, querían destruirme. Me deprimí, odié a Gardel y sus veinte años no es nada, las citas de famosos hablando de las delicias de envejecer y ya tenía hasta un cartel grabado para el carro que decía: "I'm a Medicare person", cuando se apareció El.
No lo veia hacía 15 años y en aquella época era uno de los tipos mas "jevosos" de la Escuela de Arte. Era bonito, inteligente y famoso, tres cosas muy dificiles de conjugar en una misma persona porque sabemos que nadie es perfecto. Estaba en Miami por el intercambio cultural. Me agarró de sorpresa, llegó al Canal para promocionar lo suyo y un amigo común me lo trajo a mi escritorio. "Oeee, mira a quien te traje!!! ¿Ustedes se conocen, no??" Ya saben, besos, abrazos, emoción, ¿te acuerdas?, claro que me acuerdo. Y cuando lo enfoqué bien, cai en shock. "¿Tu sigues en Cuba, no?" le pregunté a rajatabla y El huyó la vista, "¿Se me nota mucho?" Me regañé mentalmente, siempre olvido que no se puede verbalizar todo. Pero coño, El estaba destruido, el tipo era un esperpento, mas gris que una tarde de aguaceros y mas flaco que Rocinante, y una mirada de loco que ni te cuento, ademas que mandaba 5 cigarros por hora sin pausa. Coño que si no vivía en Cuba, estaba regresando de la droga, pero el tipo estaba hecho mierda, en mayúsculas y subrayado. Después del momentico "tragame-tierra-que-siempre-meto-la-pata", vino la conversación usual: "¿y tú que haces?" "nada, mis cositas. ¿y tú?" "ya ves, aqui, tengo una niña, bella, jodedora, en Miami, hace tiempo, me va bien, ¿y tú qué?" "nada ahí". Y de pronto se le iluminaron los ojos, me escaneó de arriba-abajo, de alante-patrás y me soltó "te ves bien, igualitica, no has cambiado, es mas, te ves mejor". Y me dió pena por El, por su brillo triste en los ojos al mirarme, por su estampa, porque mierda, El estaba destruido y después de ser bonito, inteligente y famoso en Labana, ahora no era nadie, ni siquiera tenia un hijo, dudo que hubiera sembrado un árbol y por lo que veo, no hay intenciones de escribir un libro, ¿que le pasó a este tipo? Y me dió mucha pena.
Y reaccioné, salí del coma existencial que tenía, me acordé de la Patrona que siempre dice "cuenta tus bendiciones y no tus maldiciones", y las conté una a una, bien despacio. Rompí mi cartelito del carro, puse a Gardel a todo volumen y le di las gracias a Yemayá por estos 40 años, por mi vida, por mi bella Carola, por el trabajo que tengo a pesar de los tiempos de crisis -y que además, trabajo en lo que me gusta y en lo que estudié-, por los amigos, por las palomas posadas en el poste, por haber escapado del sin futuro de la Isla y por no haberme quedado allí, detenida. Di las gracias y me sentí Miss Universo, se lo conté a todos en el Canal porque a la mierda eso de que no todo hay que verbalizarlo, y acepté, acepté los ejercicios que me propone Carola, aunque no resuelvan nada e igual siga envejeciendo, y acepté que sí, que el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos, pero como decía mi abuela, el problema es vivirlos con calidad y a mí que me quiten lo bailaó. Porque señores a esta altura del Campeonato, realmente que me quiten lo bailaó, y si no que cojones, ahí estaba El para recordármelo -y que me disculpe- pero así son las ironías de la vida, pero ya sé que cuando regrese al cliché de la crisis, lo único que tengo que hacer es recordarlo a El y que cojones!!!... digo yo.

1 comentario:

  1. Coño, Yova, parece que irremediablemente estamos conectados en estos pequeños (que pequeños, gigantes, coño, que la vida es de uno!) conflictos con el tiempo, el implacable, el hijoeputa que se encarga de recordarnos que la vida (también) ha ido pasando para nosotros. No te puedes imaginar lo que me ha pasado hace unos días (que casualidad, digo yo) cuando casi de milagro me encontré, con la ayuda de San Google, con una película que filmé cuando andaba por cuarto año. El galletazo a mis pretenciones piterpánicas todavía no me logro sacar de encima. Quizá deba hacer como tu: escribir el galletazo. En una de esas consigo conciliar "la imagen con el espejo" porque...que cojones! la vida, como dices, nos ha dado mil regalos y quiza sea hora de ponerlos todos en fila y darnos cuenta que estos 40 son únicos porque son nuestros. Un beso grande desde acá y un gracias, como siempre

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