lunes, 14 de noviembre de 2016

Definitivamente es mucho más, por Denis Fortun


(Palabras de presentación a la novela 2x2 no siempre es 4, del escritor Carlos A. Dueñas, en Miami, el viernes 11 de noviembre, 2016)

Entre las tantas complacencias que nos legaron los griegos, al amparo del saber y de ese hedonismo que ejercían con tanto refinamiento, está la literatura en su forma expresamente impúdica. Los primeros escritos sobre erotismo se remontan a esa Grecia lúcida y sensual, donde dioses y mortales se deleitaban con los placeres de la existencia terrenal y etérea, a nivel de cuerpo y mente, con vigor e ilustración. Está Aristófanes, por ejemplo, el más conocido autor, con su obra Lisístrata, junto a Sótades -suerte de padre de la literatura sotádica, como igual se nombra a la literatura erótica-, con sus poemas apocalípticos, satíricos, por los que, incluso, hubo de ir a la prisión al criticar el incesto de Ptolomeo con su hermana Arsínoe; y Luciano, a quien se le atribuye la hechura del libro pornográfico más antiguo: Los diálogos de las cortesanas.
Amén de franjas sombrías en su andar, increíblemente refrendadas con obstinación en la modernidad, el hombre desde que reconociera su mayoría de edad intelectual, ha sentido esa necesidad casi convulsa de expresarse a través del arte y la literatura. Esta última, en cualquiera de sus formas, ha servido para consentir esa pretensión. Cuentos, novelas, crónicas, teatro, manuales, poemas y memorias sobradamente excitantes, cantan y relatan los más innumerables temas que, como humanos, nos perturban, presuponen trascendencia, y el erotismo, sin reducirlo a privanzas, ha estado presente; incluso, la pornografía si se fragua como una descripción lacónica de los placeres carnales y sin alcanzar la obscenidad, que la distingue, cuando desprecia el acto producto del tizne que carga consigo el lenguaje escatológico, lo que empaña el recorrido idéntico que comparten con el erotismo, al resultar menos revalorizada.
Pero muy poco ha cambiado desde los griegos antiguos hasta hoy. Y todo vale al amparo de Eros y Príapo. Y ese todo va asociado a la cultura en general, y unas veces es bodrio, y otras se proyecta con viso de obra maestra, en la literatura romana, vale citar El arte de amar, de Ovidio; El Satiricón, de Petronio. En la India, El Kama Sutra, el más célebre manual sobre prácticas sexuales. En el Renacimiento, El Decamerón, de Boccaccio; Facecias, de Bracciolini; un poco más adelante, Aline y Valcour, del no menos reputado maestro en estas lides de carnes, jadeo, sudor, emociones enérgicas, el Marqués de Sade. Sin desmerecer otros clásicos del género, y olvidar otras nada que ver con esta singularidad literaria, en los que en sus páginas se encuentras pasajes de intensa lubricidad. 
Sin embargo, el mundo ha sido lo bastante melindroso con la literatura erótica. Desde sus inicios, lo mismo ha sufrido un estigma que la reduce a lo prohibitivo, lo pecaminoso, y ha recibido de la sociedad un aparente rechazo; y digo aparente porque igual el descredito es fingido. El hombre no está únicamente ávido por decir, sino por examinarse y disfrutar de todo lo que proporcione placer. Y no hay margen a dudas, el sexo es de las delectaciones más urgentes y demandadas. Por solo mencionar un ejemplo, la novela Fifty Shades of Grey, de la británica E.L. James (y luego, acusan a los ingleses de flemáticos e imperturbables), ha vendido más de 31 millones de copias en todo el mundo, y la historia de Ana Steele y Christian Grey ha sido llevada al cine, a pesar de que la crítica especializada considere a la susodicha novela como ficción menor y a sus lectores no muy exigentes, que digamos, sobre todo el lector femenino, que aparentemente debería rechazar la historia con indignación al mostrarse a la mujer como un objeto manso, manipulable. Por cierto, un dato al margen, sugestivo, sobre escritores ingleses, las ventas de Fifty Shades of Grey superan a la saga de Harry Potter, lo que evidencia mi comentario anterior: el sexo atrae más que la fantasía, aun cuando en esta, una vara mágica sea un arma recurrente.
Por supuesto, esa dualidad de tramoya que marca a la literatura erótica, en la actualidad no ha desparecido. Aún quedan legiones de puritanos que la condenan, a pesar de que hoy día el rechazo debería centrarse en la forma y no el contenido; que una historia por muy buena que sea, no merece ser mal contada, aun cuando involucre un tema tan "fascinante". Y es justamente aquí donde se impone comentar la novela que nos reúne esta noche.
2x2 nosiempre es 4 (CAAW Ediciones, 2016), de Carlos Alberto Dueñas, narra una historia, en apariencia, como muchas otras de amor y sexo. Su autor lo hace con una prosa sosegada, decente, que insinúa, y que al instante de leerla bien puede excitarlo, sin caer, por eso, la palabra en el punto escatológico que me refería al inicio de esta presentación, y que se explora en la pornografía más descarnada. Sin embargo, la historia de Nicole, una exitosa y sensual editora, no se somete exclusivamente a provocarnos fantasías instintivas, hay más, pues hay conflicto. Ella es una mujer que carga un fardo pesado: ha de lidiar, hasta el día en que por primera vez camina desnuda por la orilla de una playa -minuto en que su vida cambia diametralmente, de modo dramático-, con un matrimonio disfuncional. Ella, una mujer sumamente hermosa, vive atrapada por la rutina, esa madeja que estamos al tanto de su naturaleza y sus causas cuando ya quedamos enganchados, y que finiquita sembrando la insatisfacción más espantosa con raíces fuertes, insondables.
Y es que su relación está signada por el fracaso, con esperanzas muy cortas y la larga certeza de que nada, por mucho esfuerzo que se imagine de ambas partes, va a funcionar como debe. A esto se suma una infidelidad de su esposo que la ha marcado, que aparentemente perdona, pues así lo espera de ella esa familia patriarcal a la que pertenece, porque ellos siempre serán sus dueños -padre, hermanos, marido-. Nicole vive en una sociedad donde priman los valores machitas, que ha de obedecer sin chistar, y que la juzgaría severamente si se apartara de su hombre, si se revela en contra de esa sumisión que se ha institucionalizado, poco más o menos para la mujer desde tiempos inmemoriales. Pero Nicole es una mujer con ambiciones, diferentes de la media comedida y, sobre todo, con unos "raros" deseos, a los que teme en un inicio. Su "zona oscura", donde se amanceban sus demonios, le hace padecer sentimientos de una culpabilidad terrible, sin embargo, después los disfruta y de qué manera, a tal punto, que la estremece, mostrando una mujer que construye complicidades con una inflexión desconocida, que diversifica sus preferencias. Y claro, la protagonista de esta historia, que la marca indistintamente el prejuicio y mucho más el recelo de mostrar concierto con la otra hembra irreverente, desinhibida, libidinosa, que habita dentro de ella, que no conoce todavía con absoluta claridad, y que no quiere aceptar, que se esfuerza por esconder a su marido, a ella misma, finalmente cede y se implica en esa duplicidad que la aprehende, la seduce, como lo mismo le atrae otra mujer que, nada más pensarla, la empapa.
2x2… es la quimera del retozo figuradamente seductivo en su génesis. Sin embargo, a medida que nos adentramos en el paginado, surgen posibilidades insospechadas que rompen con fuertes tabúes, que presuponen intercambios, y cambios. Que genera un juego peligroso si se traspasan los límites que inducen, primero al rechazo, y prontamente, a la adicción más envilecida que ostenta esa realidad de miserias que comparecen paralelamente con esos demonios, y que destruyen de no saber domesticarlos, reconocerles. Es un resbaladizo juego donde consta una pauta que no debe ignorarse su estricta observancia: si se trata de "cumplir las reglas" que establecen el sentido que propone solo la satisfacción del sexo, la lujuria más desenfrenada, es delicado, muy peligroso, implicar el afecto. Enamorarse, rematar amando a quien no se debe amar, es absolutamente impensable.
Carlos Alberto recrea una ficción que les recomiendo, con un final insospechado, escrita para lectores irreconciliables con un comportamiento mojigato y moralista. Es decir, presento una novela hecha para todos los que estamos aquí hoy, gente desprejuiciada, que asumo open mind, y que insisto, deben leer tan pronto como esta misma noche.

2 comentarios:

  1. Wow Denis, muchas gracias por tus palabras. Me dejas un poco emocionado pero al mismo tiempo satisfecho. Un gran abrazo
    Carlos

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  2. A ti Carlos por la oportunidad de presentar tu novela. Un abrazo...

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