domingo, 17 de octubre de 2010

El sexo y yo (Un tema no apto para todos los amigos)

La culpa la tiene mi madre que cuando comencé a preguntar sobre sexo y ya sabía leer, me regaló "Cuando tu hijo te pregunta" y "Antes de que nazca un niño", dos libros rusos que explicaban el asunto de la A a la Z con "dibujitos" incluidos. Uno era para los padres, pero mi madre entendió que era lo suficientemente inteligente como para volverme autodidacta en el tema, y decidió que indagara los dos lados: la visión infantil y la paterna. Después, cuando tenía como 11 años y la menstruación era inminente, además que empezaba en la beca, me regaló "Piensas ya en el amor", otro libro ruso que siempre perseguía por mi casa porque mis primos lo escondían en el baño para masturbarse con la foto de la adolescente desnuda frente al espejo. -En Cuba a pesar de la promiscuidad social, no habían muchas opciones sexuales con la prohibición de la pornografía y la prostitución-
Mi madre, que siempre ha sido una temática liberal, prefirió que supiera todo desde temprano y quedarse a la espera de dudas y debates sobre lo que aprendía de mis lecturas nocturnas. Unas lecturas que no despertaban todavía -a esa edad- mis deseos sexuales, pero que me volvieron una instruida a profundidad en el tema.
Después de las lecturas orientadas por mi madre, vino la experiencia del internado mixto en la beca y el primer novio real. Todavía el sexo no era un asunto que despertara mis deseos carnales aunque sabía teóricamente todo lo necesario, pero toda la parafernalia del beso con lengua y el manoseo en la oscuridad del pasillo aéreo, me parecían asquerosos y aburridos. Hasta tuve un novio que "me botó" porque me negaba a "apretar" con él a la hora de la recreación, y eso que era bello y me encantaba, pero parece que mi lado conservador taurino pesaba demasiado en mi carácter de pubertad.
Pero el grupo... el grupo social ejerce una presión martilleante en las personas, y ya me avergonzaban los comentarios en el albergue donde todas presumían de sus experiencias sexuales y yo no podía aceptar que el asunto me parecía poco llamativo a pesar de mis conocimientos sobre el tema. Así que al próximo novio de turno que me invitó al sexo, le acepté la propuesta y de pronto me vi enredada en un aula oscura, con el corazón en la punta de la boca, en un traqueteo novato de sacadera de ropa, toqueteo y besuqueo. Entonces coordinarlo todo en una sola operación era super difícil, mi cerebro todavía no procesaba todas las acciones en conjunto y la torpeza era dueña de la situación. Y lo peor era que no le confesé al novio que era mi primera vez, así que demostrar que era una experimentada en el asunto, lo hacía mas complicado de ejecutar. Finalmente y créanme que no recuerdo como, aquello estaba dentro de lo mío, un dolor intenso, tres movimientos rápidos - casi todos de él- y un espasmo convulsivo con un silencio - también todos de él-. Y yo estaba ahí, sofocada y alborotada, embarrada de saliva y semen con los créditos finales subiendo en la pantalla. "¿Y esto es el sexo!!!!????" Definitivamente era una mierda y me habían engañado, tanto mis amigas como los libros que me regaló mi madre. - Lo de embarrada viene porque los preservativos no se usaban ni tenían la fama y publicidad de ahora, y por culpa de esta ignorancia sufrí un aborto muy temprano, pero esa historia la cuento otro día-
Pero otra vez mi madre que seguía paciente a la espera de mis dudas y debates, me alentó a que el sexo era mucho mas que una experiencia desagradablemente húmeda y apurada en un aula de una secundaria en el campo. Aclaro, nunca le mencioné a mi madre que era yo la de las dudas, siempre le hablaba en tercera persona, comentando mis dudas como si fueran las dudas de mis amigas. Así que mi madre hablaba de lo maravilloso del sexo no para que yo supiera que mi experiencia era una mierda, sino para que le contara a mis amigas "dudosas" y para que yo supiera que cuando me llegara el momento, tenia que abrirme a todas las sensaciones inimaginables sin censura ni prejuicios. Pero yo seguía mas cerrada que una ostra y mas renuente que una vaca camino al matadero. Finalmente ese novio, él de la primera vez que él nunca sospechó que fue la primera vez, me botó por mi poco entusiasmo sexual.
Vino otro que duró un poco mas porque era mas romántico, mas paciente y tenía menos urgencias sexuales porque traía la experiencia de una relación con una mujer mucho mayor. Ahí me dejé llevar en la experimentación aunque el orgasmo lo tuve que perfeccionar durante años masturbándome. Al principio era chocante tener que recurrir a la masturbación para alcanzar el clímax -lenguaje usado en los libros- y fue una de mis primeras rebeliones feministas contra la naturaleza -todavía no sabía de Dios ni de religión porque fui criada en una familia atea y comunista-. Tenía la convicción que fuimos creadas con cierto prejuicio machista y que era injusto que ellos alcanzaran el clímax y nosotras nos quedáramos en banda, y que ademas nos tocara la parte de la maternidad. Era injusto, así que la naturaleza tenía que desenmascararse y demostrar que mas que ella, era él. Definitivamente "ella" -la naturaleza- era un macho machista. Pero con este novio comenzaron otros problemas: el sexo oral. Aquello si no estaba en los libros -recuerden que los libros consultados hablaban del tema de la reproducción y por tanto, el acto sexual era solo mencionado como la vía de reproducción, así que los dibujitos no ilustraban mucho mas allá de la posición del misionero-. Nadie me explicó en detalles que aquello dentro de la boca era necesario, gratificante y placentero. Así que otra vez relució mi lado conservador taurino y no faltó nada para que volviera a la época del hueco en la sábana.
Otra vez mi madre, aclaró dudas y se sumó en el debate pero el asunto de la boca y los genitales todos juntos y revueltos, no acababa de agradarme. Ninguna boca en ningún genital, hasta allá llegaba mi negativa. Este novio romántico y paciente también se fue sin gozar de una experiencia plena de sexo oral conmigo, el pobre quisiera pedirle disculpas. A pesar de este incidente, ya por esa fecha yo había logrado quitarme un poco el estigma de frigida entre el grupo social de amigos, y presumía de una experiencia y conocimientos inmensos.
Y llegaron las escuelas de arte. Cuando entré a estudiar en la ENIT fue: "Oh misterio de la vida al fin te encuentro". Aquello si era una bacanal de las buenas. El sexo se olia en el aire. Era un campo de experimentación de todos los sentidos, y el sexo, el alcohol y las drogas eran las vías de alcanzar el Nirvana. Pero no solo me abrí al sexo hablando de sexo abiertamente, disfrutando del sexo abiertamente, compartiendo el sexo abiertamente, sino que también me abrí a casi todo: libros prohibidos que eran intercambiados sin censura, temas prohibidos que se hablaban sin censura, amigos homosexuales, locos, disidentes, exposiciones de arte polémicas, muestras de cine estramboticas, en fin que habia entrado al Paraíso en las mismas narices de la Revolucion y nadie me detenía. Gracias a esa época, hoy sé y he sentido a plenitud, que el sexo y el acto sexual "a lo humano" es una de las cosas mas maravillosas que se ha inventado.
Les cuento todo esto a modo de introduccion porque aquí viene mi preocupacion actual con el sexo, ahora que estoy a la vuelta de todo, que he probado todas las posiciones del Kamasutra, que voy por el ¿? matrimonio y que el sexo lo gozo sin medida, otra vez el maldito sexo me trae con insomnio.
Porque ahora soy madre, y Carola no tiene ni una gota de niña ingenua. Cuando a los tres años, preguntó curiosa si la madre embarazada de un amiguito del Daycare se había comido al bebé y por eso tenía la panza grande y al bebé dentro, enseguida halé por una enciclopedia ilustrada y le expliqué el asunto completo con "dibujitos" incluidos. Carola con los ojos como platos escuchó toda la explicación y al terminar solo preguntó: ¿Como puede salir un bebé por el toto? Mi única respuesta fue: "Porque el toto dilata". No sé si entendió, ni siquiera me detuve a pensar si una niña de tres años sabía el significado de "dilatar", solo sé que nunca mas ha tocado el tema y es un asunto del que se habla sin censura en mi casa. Pero recuerdo a la madre de un amiguito de Carolina que se escandalizó y por poco llama al 911 cuando se enteró que mi hija de tres años sabía todo el proceso con "dibujitos" incluidos, y también recuerdo todas las caras escandalizadas a mi alrededor cada vez que cuento la anécdota.
Y es que les explico, vivo en un país donde los niños se crían en el temor de la relación con extraños y del sexo, donde un niño si habla de sexo en la escuela enseguida se puede desatar una investigación contra los padres. Todos gozan del sexo pero a escondidas, de eso no se habla ni en el trabajo, ni en la calle y es un tema restringido y oculto solo apto para amigos cercanos, en mi caso con casi todos cubanos de mi generación que crecimos sin prejuicios sexuales en escuelas al campo y podemos hablar de "templar" abiertamente sin sonrojarnos. -Y eso que como soy políticamente incorrecta hablo de sexo donde quiero pero no quita que he tenido buenos regaños y criticas- Un país donde el sexo abarrota las pantallas de todo tipo, donde no hay series de tv donde no se tiemple ni película de cine donde no se vea una teta, pero que del sexo tenemos que hablar escondidos en el baño lejos de los niños. Un pais liberal para muchos, pero extremadamente conservador para todos. Y en este país estoy criando a Carola, y no es que no me guste el Imperio porque soy de las pocas de mi círculo social que defiendo fervorosamente al Imperio, pero me doy cuenta que este país no tiene un ambiente sano para criar a mi hija sin prejuicios sexuales. Y mucho menos después que Clinton afirmara que el sexo oral no es sexo y que Bush hijo, promoviera la abstención sexual entre los jóvenes. Por Dios, ¿como puedo criar a una hija con estos truenos? En fin, que el sexo nuevamente me tiene preocupada cuando crei que ya habia pasado por todo con ese asunto y estoy ahora mismo sentada en la encrucijada con Carola frente a mi. ¿Crio a esta niña como lo hizo mi madre, sin prejuicios ni censuras abierta a la dudas y los debates a cualquier edad sobre el tema, o simplemente me vuelvo una hipocrita social como todos a mi alrededor? No creo que pueda serlo con mi personalidad, pero por si acaso ando mezclando un poco de mi liberalismo sexual con conservadurismo social a ver que sale. Y ojalá que de este mejunje, Carolina no me salga asesina en serie porque igual cuando me haga la próxima pregunta, sé que no le contaré la historia de las abejitas, los perritos y la cigueña, volveré a sacar la enciclopedia ilustrada y le explicaré todo con "dibujitos" incluidos, y que me llamen al 911... Por el momento, solo rezo para que no sea monja porque nunca le perdonaría que se perdiera la experiencia, por lo demas que sea lo que Dios quiera... digo yo.

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