jueves, 5 de febrero de 2015

La arqueología de Yovana Martínez

Por: Angel Velázquez Callejas
(Publicado en Neo Club Press. Enero 13, 2014)
Exorcismo final (Bokeh Leiden, 2014), de Yovana Martínez, no es un libro que deba considerarse pornográfico. Su retórica puede que esté jugando con ciertas imágenes al límite, incitando al morbo, cuestión esta que provoca realce a favor y en contra. Pero este es un libro erótico que se esfuerza por transgredir el lenguaje sexual. Mi modesta observación es que la autora ha intentado explayarse sobre un tema tabú, con el cual sobrepasa la frontera de lo estrictamente erótico para ironizar el lenguaje. En cuanto al tema y al simbolismo, esas imágenes fluyen como ardides para mantener activo el idioma que se expondrá más adelante.
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Lo he leído hasta el final y declaro: si realmente existe una fenomenología sobre el sexo en la que la autora se ha apoyado para exponer, es porque su ritmo en el tiempo también acarrea la destrucción. Con el sexo nacemos, del sexo morimos. No sé por qué, pero las mujeres son las primeras en darse cuenta de esta inefable implosión. Y este libro sella con ejemplar alcance un determinado lenguaje íntimo, correspondiente a la biografía como género literario. Yovana subraya mediante la narrativa erótica cómo se puede llegar a ser, por medio de lo más odiado, lo más censurado y moralmente más debatido por siglos, un ser para la resurrección. La autora enaltece la experiencia sexual como un medio para la transformación humana.
Los “tantristas” plantean que la puerta real al universo se encuentra a través del sexo. Que no existe mejor experiencia que la sexual para alcanzar vislumbres acerca de la plenitud del amor. Solo que ellos han hablado del amor en abstracto, sin ninguna manifestación fenomenológica. Allí donde el sexo alcanza el pico más alto, por unos instantes se experimenta cómo la mente se detiene, cómo los pensamientos cesan y el idealismo muere, y entonces se abre una puerta; es cuando por sorpresa se entra en el laberinto del misterio de la vida: el espíritu comienza a exorcizar y a preguntar (sin hallar respuestas adecuadas) en qué consiste la existencia y, por añadidura, la procreación. Hay quienes viven la experiencia y la callan. Hay quienes se tornan espíritu para contarla. El caso de Yovana es sui generis: acude a la historia, a sus tropiezos y al deseo de experimentar. Tal y como lo veo, es a través del morbo del sexo que su vida se convierte en una búsqueda y una transformación. Y esa biografía radical se tiene que manifestar en algo estético: el nacimiento de su hija.
¿Por qué Yovana Martínez escribe cuentos eróticos, en qué consiste ese impulso por lo narrativo? La manera en que formulo esta pregunta puede que nos dé la clave de su poética. Ha titulado este libroExorcismo final, una especie de auto-arqueología que descubre, bajo los escombros del pasado, el sentido del amor en casi todas sus posibilidades, y finalmente la procreación. Y no es que el amor se traduzca como simple práctica sexual, sino como un objetivo trascendental. Lo que despierta su aliento ante la vida es la creación, y ella pasa por el placer.

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