viernes, 21 de noviembre de 2014

Palabras de Denis Fortun en la presentación de Exorcismo Final, de Yovana Martínez


Exorcismo –del griego antiguo, para mí impronunciable, de ahí que use la versión romanizada de exorkismo- evento sobrenatural que mediante conjuros, ritos, y curas corajudos, se realiza para expulsar a una identidad maligna, sea de un ser humano, un animal, inclusive un objeto. En fin, se trata de un acto de fe que presupone, si resulta finalmente, la liberación de algo terrible que nos ha poseído.
Sin embargo, por mucho que me esfuerzo, no consigo visualizar a un sacerdote tal y como hiciese San Francisco de Asís contra los demontres de Arezzo, quebrando el embrujo que supuestamente ha reducido a Yovana desde su adolescencia.
Y es que ella, más que permitir el susodicho rompimiento del maleficio, con este cuaderno ubica a sus demonios en un estrato donde puede manipularlos, y hasta compartirlos.
Exorcismo Final, son las historias de una joven que alguna vez fue una inexperta, inocente, en medio de un entorno machista –hormonal e ideológico-, donde el amor no se presenta lo adecuadamente tierno, y en su primera tentativa figura como una suerte de avenencia puramente sexual que termina por aborrecer; descubriendo con anticipación lo ordinario de la vida; un toma y daca del que no siempre se sale con un saldo favorable.
Exorcismo final, un libro que un lector mojigato puede considerar escatológico, hasta horrible. Para mí, relatos con sobrada autenticidad que prorrumpen de los recuerdos más oscuros que habitan afinados en la memoria de su autora. Demonios con los que Yovana ha de convivir irremediablemente…




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